Desde que tiene recuerdos ha estado intentando sobrevivir de los ataques de los depredadores marinos, buscando comida en las aguas profundas y intentando encontrar un lugar tranquilo para quedarse.
Se movía por el océano pacífico, aguas cálidas, hasta que encontró un buen lugar para quedarse en unas grutas subterráneas cerca de la isla de Maupiti.
Allí creció casi sin riesgos en un enclave paradisiaco, tenia playas desiertas en las que salir a secar sus escamas al sol y de vez en cuando, se sumergía bajo los barcos del puerto de la pequeña zona poblada de la isla.
Allí escuchaba a los pescadores e intentaba entender el lenguaje humano. Se dedicaba a coleccionar sonidos de pájaros exótico e intentaba recordarlos todos. Le gustaban los sabores de las frutas de los arboles tropicales que el viento acercaba a las orillas del río o del mar.
Pasó los años admirando a las personas que poblaban la superficie. Quizá algún día se atreviera a mostrarse ante ellos.
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