viernes, 20 de marzo de 2009

Presentaciones: Sansa O´Hara





Finlandia, ciudad de Savonlinna, año 1495.

El gran castillo de Olavinlinna es el hogar del conde Edmund Hans, acusado de traición a la corona por hacer brujería e intentar derrocar al rey.
Cuando la guardia real echó abajo las puertas del castillo para llevarlo ante la justicia, Edmund maldijo los muros de su casa por que sabia que no volvería jamás a ella.
- Nadie que nazca entre los muros de este castillo vivirá lo suficiente para convertirse en adulto!! – gritó mientras lo sacaban de allí.
El conde pasó años en los calabozos del castillo, hasta que murió.

Años después el Rey concedió a su intimo amigo y magnifico capitán Oskar O´Hara, el titulo de Duque de Olavinlinna y le regalo el castillo para que viviera una vida feliz con su familia (ajeno totalmente a la maldición que recaía en el .)

Así fue como Oskar, su mujer Lya y su hijo Peter se fueron a vivir al castillo, aun sin saber que un nuevo miembro de la familia residía ya en el interior de Lya.
Ocho meses después nació Sansa, bajo la maldición del castillo y sin saber que moriría antes de ser adulta.
Pasaron 5 años felices sin que nada destacable ocurriera, a Sansa le gustaban los dulces, los animales, y jugar con su hermano mayor.
Fue una tarde de primavera cuando tragedia sucedió en el castillo. Sansa estaba fuera en los bosques, jugando con su perro Ness cuando se desató el incendio que provocó la muerte de sus padres que estaban en los sótanos con las barricas de vino, y de su hermano que bajó a tratar de ayudarlos. Nunca se supo qué provoco la primera llamarada.

Las muertes conmocionaron al reino. Sansa era todavía muy pequeña pero estaba desolada. El Rey estaba tan apenado y se sentía tan mal por la pequeña que la cogió en brazos y le hizo un juramento:
- “Pequeña, te juro que tu no morirás nunca. No lo permitiré”
Decidió criarla como si fuera una mas de sus hijos. Y así fue como la maldición de Sansa llegó a un punto muerto. Las palabras del Rey la habían salvado pero condenado a la vez, no moriría nunca, pero tampoco podía convertirse en una adulta, así que se quedó con 5 años para siempre.

No pasó mucho tiempo hasta que el rey se dio cuenta de que esa pequeña y triste niña no crecía. Llamó a todos los hechiceros del reino pero ninguno supo la razón ni consiguió curarla, y fueron pasando los años.
En su lecho de muerte el rey le encargó a la mas joven de sus sirvientas que cuidara de Sansa por él, y que lo hiciera igual toda su descendencia, a cambio le dejaría dinero para que pudieran vivir por muchos años.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, que historia más triste... pobrecita Sansa... Bueno, de todas formas me ha encantado, me ha llegado mucho.


Además tener 5 años eternamente no debe de ser tan malo, siempre podás pasarte la vida jugando y sin pensar en responsabilidades xD.

Frizork dijo...

Es cierto que es una historia bastante triste, pero las historias tristes siempre son buenas presentaciones :D

A mí me costaría mucho vivir teniendo 5 años eternamente...